Hambruna en Gaza: El cinismo de Israel detrás de la «ayuda humanitaria»
El Ejército israelí utiliza el hambre como arma de guerra contra los palestinos condicionando la entrada de ayuda humanitaria esencial a sus intereses bélicos.

Gaza necesita la entrada de 500 camiones diarios. Foto: EFE.
28 de julio de 2025 Hora: 16:30
La Franja de Gaza se encuentra sumida en una crisis humanitaria devastadora, con la población palestina sumida en la hambruna. Pese a la desesperación y el clamor de familias que lo han perdido todo, la ayuda humanitaria esencial se ve drásticamente limitada por el bloqueo y las estrictas restricciones israelíes, con un ingreso de camiones muy por debajo de las 500 unidades diarias necesarias y convoyes que enfrentan burocratismo, retrasos y disparos por parte del Ejército sionista, provocando que toneladas de alimentos se pudran a la espera.
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Casi una de cada tres personas en la Franja de Gaza pasa días sin comer, advirtió el Programa Mundial de Alimentos (PAM).
Familias como la de Khadija Manoun, una mujer palestina, se han despojado de sus cocinas equipadas cuando vino el asedio israelí en 2023 y lo perdieron todo.
Los Manoun duermen sobre colchones sencillos, y el agua potable es un lujo que Khadija persigue corriendo entre los camiones cisterna, regresando muchas veces con los bidones vacíos.
Actualmente, menos del cuatro por ciento del agua dulce es potable y el mar circundante está contaminado por aguas residuales.
El bloqueo de Israel a Gaza limita severamente el ingreso de materiales, lo que hace increíblemente difícil desarrollar infraestructura de agua y saneamiento para satisfacer las necesidades de una población en crecimiento.

Por otro lado, la señora Badriya Al-Barawi, refugiada en Beit Lahia, comentó que sus hijos lloran por el calor y el hambre, y añadió: “Hace tres días que no comemos pan. Esta mañana les di hummus a los niños, pero ¿qué tanto puede llenar el hummus sus estómagos?”
Mientras se sienta a conversar con Noticias ONU, suplica: “Tengan piedad de nosotros, ya estamos hartos y agotados, psicológica y físicamente. No podemos soportarlo más. ¿Hasta cuándo seguirá esta vida?”
Comida acompañada de balas
Hace más de un mes después de la introducción de su sistema militarizado de distribución de ayuda humanitaria, Israel ha seguido utilizando la hambruna de los y las civiles como arma de guerra contra la población palestina en la Franja de Gaza ocupada, e imponiendo deliberadamente condiciones de vida calculadas para lograr su destrucción física, como parte del genocidio que está llevando a cabo.
Uno de los requerimientos para el ingreso de los camiones que transportan ayuda humanitaria a la población hambrienta en Gaza es la obligación de ser escoltados por el Ejército de Israel. Los miembros de las fuerzas sionistas disparan a los civiles a quemarropa, dejando muertos y heridos.
De acuerdo con organizaciones internacionales, Gaza necesita la entrada de 500 camiones diarios, capaces de transportar alrededor de 40 palés de alimentos y otros productos básicos cada uno, para cubrir las necesidades humanitarias mínimas.
Sin embargo, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), desde el 6 de mayo de 2024 y hasta el 16 de enero de 2025, la ONU y organizaciones sociales solo han podido entrar a Gaza no más de 300 camiones por día, y en varias jornadas continuas solo se le ha permitido la entrada a no menos de 10 camiones.
Al seguir impidiendo que la ONU y otras organizaciones humanitarias clave distribuyan dentro de Gaza artículos esenciales como paquetes de comida, combustible y cobijo, y al mantener un programa militarizado mortal, deshumanizador e inefectivo de «ayuda», las autoridades israelíes han convertido la búsqueda de ayuda en una trampa para palestinos y palestinas desesperados que mueren de hambre.
¿Por qué la ONU no puede ingresar ayuda humanitaria a Gaza?
La ONU y expertos dicen que los palestinos en Gaza están en el umbral de la hambruna, con una gran cantidad de casos relacionados con la desnutrición, principalmente en bebés e infantes.
Israel alega que ha permitido la entrada de unos 4.500 camiones de ayuda humanitaria desde que levantó un bloqueo total en mayo, aproximadamente 70 camiones al día. Este dato representa una de las tasas más bajas de la guerra y muy alejada de la cifra (500) que los habitantes en Gaza necesitan para sobrevivir con las condiciones mínimas.
Entre una de las restricciones impuestas por los militares israelíes a los convoyes de ayuda humanitaria atascados en Gaza destaca la inexistencia de un punto de control para la distribución de los paquetes de ayuda, lo que le impide moverse por la mayor parte de la Franja.

Al no existir un control en la entrega de los suministros, grandes multitudes de personas desesperadas abruman a los camiones cuando entran y les quitan los paquetes de ayuda, poniendo al personal humanitario en riesgo.
En este sentido, los militares israelíes que acompañan a los camiones a entrar al territorio ocupado disparan contra los civiles que se acercan a recibir la ayuda humanitaria. En consecuencia, la ONU se ha negado a realizar este proceso con el acompañamiento del Ejército sionista.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 79 palestinos murieron esta semana mientras intentaban obtener ayuda que entraba a Gaza.
Además, existe una burocracia con respecto a la entrada de los convoyes al enclave. La ONU comunicó que más de la mitad de sus solicitudes de movimiento, 506 de 894 fueron denegadas por el Ejército en mayo, junio y julio.
Por otro lado, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) también denunció retrasos por parte de las fuerzas de Israel en la coordinación.
Los retrasos resultan en pérdida de tiempo, dificultad para planificar y desperdicio de recursos mientras los convoyes pasan horas aguardando la “luz verde para moverse, solo para que les digan que no”, añadió la OCHA.
Mientras esto ocurre, el PMA sostuvo que tiene suficientes alimentos en la región, o en camino hacia allí, para alimentar durante casi tres meses a los 2.1 millones de personas que viven en Gaza; pero el impedimento de esta entrada hace que toneladas de alimentos se pudran en una espera indefinida.
«Pausa táctica» ante aliados horrorizados por la hambruna
En el transcurso de dos días, el Ejército israelí ha permitido la entrada de camiones al enclave palestino, tras el anuncio el pasado domingo de una “pausa táctica” diaria de 10 horas en tres áreas del territorio palestinos para facilitar la entrega de ayuda humanitaria “todos los días hasta nuevo aviso”.
De acuerdo con el Ejército de Israel, la pausa se implementará en áreas donde actualmente no tiene presencia activa: la ciudad de Gaza (en la parte norte del territorio), Deir al Balah (en la zona central) y Al Mawasi (en la zona sur).
La decisión se toma tras las crecientes críticas internacionales contra el régimen sionista israelí debido al incremento de las víctimas por desnutrición en el territorio palestino.
Sin embargo, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (Hamás) denunció en un comunicado que estas medidas son un «engaño». Israel, según afirmó, está «blanqueando su imagen ante el mundo».
De acuerdo con medios internacionales, esta “pausa táctica” es un pequeño gesto hacia sus aliados (países como Francia, Gran Bretaña y Alemania), que han emitido fuertes declaraciones culpando a Israel de la hambruna en Gaza.
A ello se suma el anuncio de Israel de que permitirá a Egipto y Emiratos Árabes Unidos lanzamientos de ayuda humanitaria en paracaídas, Lazzarini indicó que son la forma “más cara e ineficiente” de entregar ayuda. “Son una distracción ante la inacción”, expresó.
Asimismo, varios grupos de ayuda advertieron sobre los peligros de arrojar miles de toneladas de alimentos sobre la densamente poblada Gaza.
Shaina Low, del Consejo Noruego para los Refugiados, dijo que la gente se estaba «ahogando», mientras intentaba recoger ayuda que había llegado al Mediterráneo y que las cajas habían «aplastado a la gente» al caer del cielo.
En tanto, familias como la de Hiyam Zayed, madre palestina de ocho niñas, recuerda su antigua casa, que tenía seis habitaciones y un hermoso jardín: “Era feliz en mi casa. Mis hijas y yo nos divertíamos. Jugaban en la azotea o en las habitaciones. Teníamos un jardín precioso frente a la casa, cultivábamos y comíamos lo que cosechábamos. Criábamos gallinas y mis hijas eran muy felices. Les dábamos la mejor comida y las vestíamos con la mejor ropa”, comentó a Noticias ONU.
Pero ahora, todo eso ha desaparecido.

Hiyam se pregunta: “¿Cuál es nuestra culpa en lo que pasó y quién es responsable? ¿Qué culpa tengo yo y qué culpa tienen mis hijas para que nos desplacen de un lugar a otro y mueran de hambre?”
Autor: teleSUR - cns - BCB
Fuente: Noticias ONU – Agencias