Militarización silenciosa y alineamiento estratégico. ¿América Latina ante el riesgo de una guerra que no le pertenece?

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Mientras Estados Unidos y la OTAN refuerzan su influencia militar en América Latina bajo la bandera de la interoperabilidad, crece el riesgo de que la región se vea atrapada en conflictos ajenos. ¿Estamos ante una nueva forma de subordinación disfrazada de cooperación estratégica?


Por: Alfonso Insuasty Rodríguez

26 de junio de 2025 Hora: 13:14

A contracorriente de los discursos oficiales que reivindican la soberanía y el multilateralismo, varios gobiernos latinoamericanos —incluidos algunos considerados progresistas— han profundizado en los últimos años su vinculación con la arquitectura militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los Estados Unidos.

Esta tendencia se expresa de manera concreta a través del concepto de «interoperabilidad», un término que, bajo la aparente neutralidad técnica, encubre un proceso de alineamiento estratégico y doctrinal que reduce la autonomía en defensa, aumenta la dependencia tecnológica y vincula a la región con conflictos globales que no le son propios.

Brasil y Colombia: entre la autonomía discursiva y la subordinación operativa

En junio de 2025, Brasil participó en el ejercicio cibernético «Locked Shields«, coordinado por el Centro de Excelencia en Ciberdefensa Cooperativa de la OTAN. Aunque el gobierno de Lula da Silva ha reiterado su compromiso con un orden multipolar, su participación en este evento —junto a 40 naciones occidentales— refuerza la adopción de doctrinas, protocolos y tecnologías diseñadas para intereses geoestratégicos ajenos a los del Sur Global.

Como alerta el analista brasileño Raphael Machado, esta cooperación implica un proceso de subordinación que «entrena a nuestras fuerzas bajo modelos externos», lo que debilita la capacidad de defensa autónoma del país.

Colombia, por su parte, consolida su rol como punta de lanza de la OTAN en la región. Bajo el estatus de «Socio Global», ha profundizado acuerdos de cooperación educativa a través de los programas ITPP y DEEP. En junio de 2025, una delegación de la OTAN integrada por representantes de Italia, Polonia, España y Eslovenia visitó el país para revisar las mallas curriculares de las 82 escuelas de formación de la Fuerza Pública. El objetivo: armonizar la formación con los estándares de la OTAN, bajo la llamada doctrina Damasco, integrando conocimientos en inteligencia artificial, logística y bilingüismo. Esta transformación del sistema de educación militar evidencia una homologación doctrinal que refuerza el papel subordinado de Colombia como aliado regional del bloque atlántico.

Ejercicios militares conjuntos: el nuevo rostro de la dependencia

Esta tendencia no es exclusiva de Brasil o Colombia. En los últimos dos años, países como Argentina, Chile y Ecuador han profundizado sus vínculos con el eje OTAN-Estados Unidos, mediante ejercicios militares conjuntos y acuerdos bilaterales. Argentina, bajo el gobierno de Javier Milei, solicitó en abril de 2024 su estatus como “socio global” de la OTAN, y ha expresado su disposición para avanzar en ejercicios navales como Estrella Austral 2025 que se realizó en el mes de junio de 2025 junto a Chile, Colombia, España y EE.UU., en la estratégica región del Atlántico Sur, lo cual generó voces que alertan sobre el impacto negativo de estos ejercicios.

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Infografía Ejercicio Militar Estrella Austral Chile (Ver)

Chile, en tanto, participó activamente en RIMPAC 2024, es uno de los más representativos ejercicio marítimo del mundo liderado por EE.UU. e Israel, con presencia de fuerzas OTAN. Ecuador, por su parte, ha dado un giro preocupante al permitir en febrero de 2025 el ingreso de fuerzas extranjeras tanto el Ejército de EEUU coma la Empresa Militar Privada Blacwater reconocida globalmente por si incursión en diferentes países como fuerza mercenaria, todo, bajo la excusa de combatir el narcotráfico. Abre una peligrosa puerta a la tercerización de la seguridad nacional consolidando la erosión del monopolio estatal legítimo de la fuerza.

El ejercicio Southern Seas 2024, donde buques de guerra estadounidenses realizaron ejercicios y visitas coordinadas en puertos clave del Caribe y América del Sur, incluyendo Colombia, Brasil, Perú, Uruguay y Argentina. Estos eventos, lejos de representar meras maniobras logísticas, deben entenderse como mecanismos de demostración de poder y consolidación de alianzas militares asimétricas.

El dilema geopolítico del Sur Global

La narrativa de «modernización» y «capacitación técnica» que justifica estos procesos esconde una pregunta: ¿América Latina está siendo arrastrada a un juego geopolítico donde sus intereses no son prioritarios? La doctrina de la interoperabilidad no busca una defensa común regional, sino la compatibilidad técnica, táctica y política con las necesidades del bloque atlántico, en un contexto de creciente rivalidad con China y Rusia.

Esto resulta paradójico e incluso trágico si se considera que América Latina no enfrenta crisis ambiental, pobreza creciente y conflictos sociales sin resolver. La priorización del gasto militar, el alineamiento con potencias extranjeras y la normalización del entrenamiento bajo doctrinas extranjeras desvían recursos, atención y legitimidad de los desafíos reales de la región.

La arquitectura de defensa regional debería responder a las necesidades propias, como la protección de los territorios ancestrales, la soberanía alimentaria, la defensa del agua y los bienes comunes, la prevención de desastres naturales y el fortalecimiento de capacidades civiles para la paz. En su lugar, lo que se observa es una subordinación cada vez más profunda a un orden militarista y extractivista que instrumentaliza a nuestros países como plataformas logísticas en conflictos ajenos.

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Brasil participó en el ejercicio cibernético «Locked Shields» (ver)

¿Interoperabilidad o soberanía?

Este panorama invita a una reflexión profunda sobre el rumbo que toma la región. En vez de convertirse en peones en un tablero ajeno, América Latina debe repensar sus estructuras de defensa desde una perspectiva autónoma, plural, y basada en las necesidades reales de sus pueblos. El Sur Global no debe reproducir los errores del Norte, ni sus guerras ni sus doctrinas. Necesitamos estructuras de defensa soberanas, humanistas y orientadas a la vida, no a la muerte.

Como lo plantea el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, «es esencial que los derechos humanos estén protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión». Hoy, cuando los estados son capturados por intereses transnacionales y sus fuerzas armadas alineadas con estrategias imperiales, ese derecho a la rebelión resuena más vigente que nunca.

Es hora de recuperar el rumbo, antes de que la región quede irremediablemente atrapada en una guerra que no le pertenece.

Autor: Alfonso Insuasty Rodríguez

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