Declaración de Ginebra 2025: La neutralidad activa como defensa de la vida frente al auge militar global

El Sur Global reclama protagonismo en esta agenda común por la vida, la desmilitarización y la soberanía digital.
Por: Alfonso Insuasty Rodríguez
2 de julio de 2025 Hora: 15:02
Desde Ginebra, expertos de 27 países lanzan un llamado urgente por una neutralidad activa que defienda la paz, la justicia y los territorios frente al auge militar global. En el actual contexto global, marcado por una intensificación de las tensiones geopolíticas, la expansión de la militarización, la emergencia climática y las desigualdades estructurales, el principio de neutralidad activa ha resurgido como una propuesta renovadora con potencial transformador.
La Declaración adoptada en Ginebra el 27 de junio de 2025, elaborada por más de 90 delegados de 23 países, exdiplomáticos, académicos, activistas, organizaciones sociales, organizaciones por la paz y los derechos humanos, plantearon esta idea como una herramienta ética y política para la paz, la justicia global y el fortalecimiento de un orden internacional cooperativo y multipolar. Sin embargo, desde las voces del Sur Global donde se concentran los mayores impactos de la guerra, el extractivismo y las crisis ecológicas, resulta urgente repensar críticamente sus alcances, condiciones y límites.
Declaración de Ginebra 2025: La neutralidad activa como defensa de la vida y la justicia climática
Hacia una nueva narrativa: De la neutralidad pasiva a la neutralidad transformadora
La neutralidad ha sido históricamente interpretada como una posición jurídica de abstención o no intervención frente a conflictos armados. Sin embargo, en muchos casos, esta neutralidad ha encubierto complicidades, pasividad o incluso beneficio de potencias privilegiadas.
La propuesta de “Neutralidad Activa” planteada en Ginebra el 27 de junio de 2025, representa un giro conceptual y político: no se trata de permanecer al margen, sino de asumir una postura comprometida con la desescalada, la diplomacia multilateral en un mundo multipolar, la resolución no violenta de conflictos, la defensa de los derechos humanos y de los territorios.
Para los pueblos del Sur Global, esta reformulación puede traducirse en una herramienta estratégica para resistir las lógicas imperiales, los pactos de dominación militar, las guerras por recursos y los mecanismos contemporáneos de recolonización.
A diferencia de la neutralidad tradicional, la neutralidad activa busca articular soberanía, justicia social, autodeterminación, defensa de la vida y de la Madre Tierra como ejes de una política emancipadora.
Permitiría así, replantear relaciones regionales con la OTAN, cuestionar la creciente militarización de la región, la permanente ampliación de bases militares norteamericanas en Nuestra América y el aumento del gasto militar en una zona marcadas históricamente por la amplia desigualdad.
Neutralidad desde el Sur: Desafíos estructurales y contradicciones
El potencial transformador de la Neutralidad Activa solo podrá materializarse si se reconocen las asimetrías de poder global que enfrenta el Sur. Las presiones multilaterales, las sanciones unilaterales, bloqueos, la subordinación económica y las injerencias militares frecuentemente legitimadas por organismos multilaterales o alianzas hegemónicas limitan la capacidad real de las naciones del Sur para ejercer una neutralidad soberana.
Esta propuesta incluye categorías como la «neutralidad cibernética» o la regulación ética de la inteligencia artificial, si bien necesarias, corren el riesgo de quedar atrapadas en marcos normativos dominados por los intereses tecnológicos del Norte global.
La ausencia de soberanía digital y tecnológica en los países del Sur plantea serios obstáculos a cualquier forma de neutralidad integral, especialmente cuando los conflictos se trasladan al ámbito de los datos, la vigilancia y la guerra híbrida.
También se requiere una lectura crítica sobre el uso instrumental que ciertos Estados podrían hacer de la neutralidad activa como técnica de legitimación geopolítica, presentándose como neutrales mientras consolidan relaciones de subordinación económica o de alineamiento indirecto con potencias militares.
Neutralidad como defensa de lo común: Estados soberanos, pueblos organizados y límites al militarismo
Un enfoque genuinamente emancipador de la Neutralidad-Activa debe incluir la defensa de Estados no capturados por intereses privados, corporativos o mafiosos.
La neutralidad activa implica rechazar la externalización de la seguridad a empresas militares privadas, grupos paramilitares o actores armados ilegales, y apostar por Estados que recuperen su papel esencial como garantes del bien común, la equidad, el equilibrio entre poderes y el cuidado de la vida.
En esta misma línea, la neutralidad activa debe reconocer la legitimidad de los pueblos organizados, comunidades ancestrales, movimientos ambientalistas, entre otros, que defienden sus territorios y sus modos de vida frente a la militarización verde, los megaproyectos extractivos y las lógicas de despojo.
La defensa de la vida y la justicia climática no puede desligarse del desmantelamiento del militarismo tanto estatal como corporativo que, con frecuencia, actúa como brazo armado del capital global.
Hacia un nuevo internacionalismo por la paz y la autonomía
La reconfiguración del Movimiento de Países No Alineados y la construcción de una comunidad de naciones y pueblos comprometidos con la paz estructural, la cooperación Sur–Sur y el multilateralismo democrático puede ser uno de los caminos más prometedores.
Pero esta tarea exige una vigilancia constante para evitar la reproducción de desigualdades, elitismos o discursos tecnocráticos que no respondan a las realidades del Sur.
La neutralidad activa, se enfatizó, desde esta perspectiva, no puede ser neutra frente a la injusticia, ni silenciosa ante las agresiones contra los pueblos. Debe convertirse en una herramienta crítica de resistencia, articulación y propuesta, que ponga límites a la guerra y al capital, y abra paso a un nuevo paradigma de justicia global, tecnología para la vida, equidad ambiental y soberanía popular.
Hacia una neutralidad para la vida
La Declaración de Ginebra de 2025 representa un paso importante en la renovación de una ética internacional basada en la paz y la corresponsabilidad.
Desde el Sur Global, su realización plena dependerá de la capacidad de traducirla en acciones concretas de transformación, donde la neutralidad no sea un simple marco normativo, sino una posición política activa, decolonial, plural, crítica y profundamente humanista.
Concluye la declaración y sus participantes, que, defender la Neutralidad-Activa es hoy defender la vida, los pueblos, los territorios y el derecho a imaginar y construir futuros sin guerra.
Ahora bien, ésta, es una herramienta, no la única, que en un contexto de creciente confrontación con alto impacto destructivo global, podría ser útil para hacer frente a la militarización creciente, la adhesión a bloques en confrontacións consolidando regiones de Paz territorial y transformadora.
Autor: Alfonso Insuasty Rodríguez
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